Un día como hoy, a la 1 de la tarde, sonaron 3 disparos en los Campos de Níjar. A 8 kilómetros del Cortijo del Fraile, de camino a la Serrata, yacía muerto Paco Montes y a pocos metros de él, Paquita, quién salvó la vida milagrosamente ya que le habían dado por muerta... Al día siguiente, el diario ABC se hacía eco del trágico suceso:
Transcripción literal:
Almería, 24, 1 tarde. En las inmediaciones de un cortijo de Níjar se ha perpetrado un crimen en circunstancias misteriosas. Para la mañana de ayer se había concertado la boda de una hija del cortijero, joven de veinte años. En la casa de hallaban esperando la hora de ceremonia el novio y numerosos invitados. Como la hora se acercaba y la novia no llegaba ni aparecía por la casa, los invitados se retiraron contrariados. Uno de éstos encontró a una distancia de ocho kilómetros del cortijo el cadáver ensangrentado de un primo de la novia que iba a casarse, apellidado Montes Cañadas, de treinta y cuatro años. A las voces de auxilio del que hizo el hallazgo acudieron numerosas personas que regresaban de la cortijada y la Guardia Civil, que logró dar con la novia, que se hallaba en un lugar próximo al que estaba el cadáver y con las ropas desgarradas. Detenida la novia, manifestó que había huido en unión de su primo para burlar al novio. La fuga la emprendieron en una caballería, y al llegar al lugar del crimen les salió al encuentro un enmascarado, que hizo cuatro disparos, produciendo la muerte de Montes Cañadas. También fue detenido el novio, quien niega toda participación en el crimen, que hasta ahora parece envuelto en el mayor misterio.
Y ahora es cuando debería contar como Federíco leyó un par de días después la noticia en el Defensor de Granada y de cómo cuajó el argumento para sus Bodas de Sangre. Debería también contrastar lo verdadero de lo ficticio de su drama y comparar a los personajes reales con los de papel. Pero no lo voy a hacer. Primero, porque de ésto ya se ha escrito mucho y que dios me libre de venir ahora con un "refrito" más de esta historia. Segundo, porque ésta va a ser una historia de mujeres. De dos mujeres. Ambas nacidas en la España olvidada, severa y cruel con el sexo femenino. Y además, García Lorca, sin saberlo, sumó sobre Paquita una cadena perpetua más a las muchas que la pobre mujer tuvo que cumplir en su vida: la de la fama más amarga que pueda existir. Paquita Cañadas es famosa en toda España como la novia del crimen de Níjar...
La segunda mujer de este homenaje es Carmen Burgos. En 1867 nace en Rodalquilar esta grandísima mujer, escritora, reportera, periodista, maestra y luchadora incansable en la defensa de los derechos básicos de la mujer: derecho al trabajo, a la educación y al sufragio. Inmersa en un matrimonio infeliz y lleno de insatisfacciones, Carmen huyó a Madrid con su hija en brazos en busca de una vida plena. Allí estudia y trabaja de maestra y gracias a la ayuda de su tío Antonio Burgos, logra abrirse camino en la vida intelectual de Madrid. Su ímpetu y su vitalidad asicomo su compromiso político y social hacen de ella una de las mujeres más comprometidas de la época. Carmen supo del crimen leyendo el Imparcial que además de contar la historia con todo tipo de detalles, daba cuenta de como esa muchacha de 20 años había sido señalada por el pueblo como la causante de todos los males y principal culpable de la maldición que ese terrible día se cebó en estas respetables familias del pueblo de Níjar...
Carmen quedó conmovida por Paquita; su amor y su inconformismo le había llevado a saltarse todas las reglas. Porque los tintes de tragedia del suceso no estaban en el hecho del rapto ya que era una práctica muy común y bien aceptada en la provincia de Almería. La vergüenza y el deshonor estaba en la desobeciencia de Paquita al no aceptar el casorio que su hermana Carmen y su marido habían arreglado con el hermano de éste, Casimiro, y así apañar entre la familia la dote de Paquita: 3.500 pesetas, un cortijo más unas tierras de labor en El Hualix...
Francisca Cañada era Paquita la coja. De niña recibió una brutal paliza de su padre que le descolocó la cadera para siempre. Con un defecto físico así, Paquita estaba destinada a quedar soltera. Así que, bien por pena o por remordimiento, su padre le dejó en dote todas sus posesiones...
Paquita no fue una muchacha retraída ni introvertida. Le gustaba asistir a los bailes y se contaba que tenía un carácter bastante liberal para aquella época. Debido a su cojera, Paquita nunca realizó labores del campo por lo que dedicaba su tiempo a hacer labor, tarea más típica en familias de mejores recursos. Decían que debido a esto, la muchacha tuvo demasiado tiempo para pensar en lo que no debía...
Carmen, la hermana mayor, no encajó demasiado bien que los bienes de su padre tuvieran como única beneficiaria a Paquita así que convenció a su cuñado Casimirio de que cortejara a su hermana. Siendo Casimiro un hombre humilde, trabajador y algo inocentón, Carmen Cañadas debió pensar que no les sería difícil manejar a la pareja.
Y así ennovió Paquita. Cada día más triste y decaída. Cada vez más nerviosa y desesperada porque su alma ya tenía dueño. Y aunque fuera un amor inalcanzable, imposible, Paquita no pudo olvidarlo y parece que, a raíz de apalabrarse a Casimiro, se la veía cada día arrastrar más pena...
Porque Paquita amaba a su primo Paco de siempre y entre ellos no hubo nunca nada. Nadie los vio juntos jamás excepto en las reuniones familiares y nada en ellos hizo sospechar hasta aquel mismo día en el Cortijo del Fraile. Y ya fuera por amor o interés (eso nunca se sabrá) el caso es que Paco Montes se iba a enfrentar a todo el pueblopor esta mujer, feucha y coja que le amó su vida entera...
La boda se preparó en el Cortijo del Fraile, el mayor cortijo de la zona y situado entre Los Albaricoques y Los Martínez, muy cerca de Rodalquilar. El tío Frasco Cañadas, el padre de Paquita, había hecho algo de dinero labrando en el cortijo y llegó a poseerlo en régimen de aparcería. La noche prevía al casamiento, mientras los invitados iban llegando, Paco y Paquita consiguen hablar a solas en la casa; confiesan su amor y deciden fugarse esa misma noche...
Carmen y su marido aún no han llegado. Los calores de julio hacen que las gentes no puedan desplazarse antes de la caida del sol. La noche avanza y algunos invitados se van a dormir. Paquita es de las primeras. Paco también. Huyen en una mula parda y se encaminan al cortijo de los Pipaces donde vive la madre de Paco. En el camino tienen la desgracia de cruzarse con Carmen y su marido José. La tragedia quedó sellada en sangre...
José Pérez fue condenado por la muerte de Paco Montes quedando libre pocos años después gracias a la amnistía de la 2ª República. Murió pocos años después de tifus. Su mujer Carmen paso tan solo 15 meses presa por intentar estrangular a su hermana...
Y Paquita vivió cerca de 60 años recluida en su cortijo de el Hualix a pocos kilómetros de Níjar, vistiendo de por vida luto riguroso por Paco, siempre encerrada, siempre lejos de miradas y habladurías. Nadie la visitaba, a nadie atendía, con nadie se hablaba.
Paquita cumplió cadena perpetua por entregarse al amor cuando se le presentó (¡qué le vamos a hacer si le llegó en tan mala hora! ¿acaso alguien puede elegir el cuándo y el cómo?). Fué culpable para una sociedad malavenida con las mujeres y con la clase humilde y el eco de esta realidad, se tradujo en titulares como " Las veleidades de una mujer, provocan el desarrollo de una sangrienta tragedia que cuesta la vida a un hombre".
Francisca Cañada fue sentenciada a muerte en vida por ser coja y flacucha. Porque nadie se creyó que un hombre apuesto y hermoso pudiera enamorarse de ella. Pagó por ser mujer, por la manzana de Eva, por la libertad de Carmen Burgos... pagó por todas. Paquita fue castigada por amar a Paco más que a nada en la vida y porque quizás, en su ignorancia, creyó que se merecía ser feliz...
Carmen Burgos también creía que Paquita merecía ser feliz. Carmen pudo escapar pero Paquita no. Así que le escribió a Paquita Puñal de Claveles, un homenaje utópico a lo que debió de ser esa historia de amor: la lucha de una mujer por su libertad con un final feliz... Federíco García Lorca reconoció haber leído Puñal de Claveles pero no especificó si antes o después de terminar su Bodas de Sangre...