La pita está moda. Se ha extendido que el jarabe de pita, es decir, el jarabe de ágave,  es bueno para perder peso. Dicen que es un quema grasas natural y hay compuestos y cremas que lo incluyen como ingrediente mágico. Incluso, he visto anuncios en internet que lo publicitaban como un edulcorante para diábeticos... No es cierto. Nada es cierto. Que a nadie se le ocurra dar jarabe de ágave a un diabético que la hemos liado. Y, por descontado, si fuera un producto tan eficaz contra la grasa, ¿por qué hay obesos y no se les receta? Venga, vale! puede que los médicos no lo receten porque no quieren quedarse sin clientela pero a mi, mira que me extraña, qué quieres que te diga...



Creo que el jarabe de ágave está intentando abrirse mercado en Europa y por algún motivo que desconozco se le está encasillando en el estante de dietética... miedo me da que, con el paso del tiempo, estos bulos desprestigien tan maravillosa planta que en el fondo, tienen una misión importantísima...

Pero vamos por partes; lo primero, saber de donde viene. Es originarias de las zonas áridas de México aunque cuando llegaron os conquistadores al Nuevo Mundo ya está extendido por todo el centro americano. Se creer que la primera referencia escrita muy posiblemente es del propio Cristóbal Colón aunque parece que la confundió con el aloe (qué quieres! era un aventurero y marino, no botánico).  La pita necesita muy poco agua para vivir y desarrolla unas raíces grandes y profundas que la hacen muy resistentes al terreno y esto explica su rápida adaptación a las zonas más secas del litoral mediterráneo, porque como ya te habrás imaginado, las semillas llegaron en los barcos de los conquistadores americanos y muy posiblemente de algún marino que otro que se las llevó de extranjis...



Los usos del ágave son numerosos y los que más comercio generan son como materia prima de fibras, como material en la construcción y, en el caso de México,  en la elaboración de  tequila, mezcal, jarabe, vinagre, etc. Para las civilizaciones precolombinas era una planta vital para su subsistencia usándose además de los usos ya mencionados en utensilios domésticos y ornamentales, en trajes ceremoniales y como medicamento. Se usaba para tratar heridas y contusiones internas, para las articulaciones (incluso he leído que la rotura de huesos se usaban fibras de las hojas impregnadas en miel de ágave) y con la llegada de los conquistadores se usó en casos de escorbuto. Durante los siglos XVIII y XIX parece que las leyendas curativas del ágave atrajo a tierras mexicanas a muchos médicos con el próposito de investigar sus propiedades curativas. En concreto de la sífilis, enfermedad que mira tú por donde, portaban muchos de los doctores así que ellos mismos hacían de conejillos de indias. Estas pruebas no fueron contundentes pero dejaron en común, que grandes dosis de algunas variedades de ágave producían fuertes diarreas y alteraban notablemente el sistema nervioso. Hoy se estudian las propiedades farmacológicas en esa dirección; como diurético y laxante así como conductor de medicamentos al colon si que el componente medicinal se disuelva en el estómago. Además, se experimenta un tipo de esteroide (unas saponinas que no tengo ni idea de lo que es, salvo que esta propiedad es lo que hace que los jabones de ágave no dejen cercos en las ropas oscuras…)  que podría ser útil como medicamento natural aunque aún no hay ningún estudio concreto en esta línea.




Lo que si está probado y requeteprobado es que el ágave es el mejor aliado contra la desertización en zonas áridas ya que su presencia como planta que sobrevive en condiciones donde otras especies no lo hacen, puede ser pionero en la recuperación de suelos degradados ó erosionados por deforestación, ya sea por sobreexplotación de monocultivos, de invernaderos, de pastoreo o la contaminación humana, desde basuras, vertederos ilegales y cemento…



Por lo tanto, el consumo del jarabe de ágave no reporta ninguna bondad a nuestro cuerpo más allá de sus cualidades diuréticas (nada que ver con la absorción de grasas ni azúcares en el cuerpo,l no te dejes liar) pero su uso puede contribuir a que se detenga la forestación de esta especie en suelo Europeo ayudando a las autoridades a apostar por los nuevos proyectos de cultivo y explotación bio-sostenibles. Qué diferentes serían las cosas si, los agricultores en lugar de recibir ayudas por usar los plásticos e insecticidas y muchas veces en terrenos dentro del propio parque natural recibieran ayuda y formación en estas nuevas apuestas de recuperación y explotación de los medios naturales almerienses.

Viva la pita! Y viva una Almería sana en cuerpo y alma!

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