Esta es la historia de un pequeño austriaquito enamorado de la luna, las piedras y las flores. La primera vez que vino a las Negras, entonces tenía un añito y medio, hubo luna llena. Su tío le cogió en brazos, apuntó con el dedo y le dijo: "Mira, Lucas: la luna". Y nunca más la olvidó. Regresó a Austria y a todos le decía "ooohh, na nuna". Nadie le entendía así que tuvo que remediarlo. 8 meses han pasado desde que Lucas aprendió a decir su primera gran frase en alemán " oh, a Mund".

Y 8 meses después, al regresar a las Negras, se acordó de su bonita, grande y redonda amiga ... pero ella no estaba: "Ooohh, keine hay nuna..." Pero se repuso rápido del disgusto tan pronto vio el mar, y se acordó de " a payaaaaa" y del "agüitaaaa".

Recordó que el arena de la playa está calentita y saladita. Se acordó de que en las Negras no hay abrigos, ni botas... que se puede vivir desnudo, con el culete al aire aunque el mar de abril aun esté fresquito...

Y descubrió que el Peñón del Gitano es muy divertido porque está lleno de lo que más le gusta: piedras.

Y aunque el agua estaba muy fresquita todavía, había que probarla...

Y así de encantado está Lucas, con su tío "Afif", el mismo que le enseñó la luna llena, y que ahora le ha llevado a este pequeño paraíso de piedras: ¡Bipa, Bipa!

Y así de feliz está Lucas, después de un día de playa derrochando buen rollo y energía.

Y así de cansado... vamos hijo, a dormir un ratito, quieres?. "Nein. Nein..." Pobre austriaquito negrero. Se le cierran los ojos pero no quiere dormir: no vaya a ser que mientras duerme venga la nuna y se marche sin él...